El día 21 tengo dos exámenes: Hacienda Pública y Civil II, obligaciones y contratos. En verdad uno de los dos exámenes es el día 27, pero este fin de semana, que es cuando me lo hubiera preparado a fondo, vienen unas amigas de fuera a pasar un par de días a Barcelona, así que no podré estudiar porque para una vez que pueden venir quiero estar con ellas.
Así: el día 21 Hacienda Pública. El 22 llegan mis amigas (turismo de día y fiesta de noche), se marchan el 24. El 25 y 26 apenas tendré tiempo de darle un último repaso a Civil II y de recuperarme físicamente del finde. El 27, último examen. Del 28 al 31me voy fuera unos días (regalo de Navidad de mi novio) así que tendré que comprar el par de cosas que necesito para el viaje algún día de estos, de camino del trabajo a casa. A parte de eso, por estar de exámenes, no viene nadie a trabajar en mi lugar, ni nadie hace las tareas de casa por mí…
Hasta hace un tiempo me iba la marcha, me encantaba sentir que estaba inmersa en una vorágine de compromisos sociales, trabajo…necesitaba ocupar todo mi tiempo, la cuestión era no parar. Me sentía bien así, todo el día de un lado a otro, con el tiempo justo, y mil cosas que hacer. Quedar con unos, ir a la facultad, salir con otros, las clases de inglés, mi novio, el curro…
Pero cada vez lo soporto menos. Me agobia tener más de un plan para el fin de semana, antes planeaba varias cosas para cada día.
¿Me estaré haciendo mayor?
La gente que me rodea siempre me ha preguntado que cómo era capaz de hacer tantas cosas sin desfallecer en el intento, y yo lo que me preguntaba era cómo no se aburrían ellos con tanto tiempo sin nada que hacer.
Pues no sé, como que le podría coger gustillo a la agenda en blanco, a no tener nadie con quien quedar, a no tener que hacer mil cosas en un día, a no tener que ir siempre corriendo a todos lados…
Tampoco estaría a gusto con el estilo de vida de algunos amigos míos, que se pueden permitir el lujo de estudiar, sólo estudiar, y aún así pasan semanas sin ir a clase y no sacan adelante ni la mitad del curso. Siempre me he preguntado qué hacen durante las 16 horas que no duermen…
Pero claro, ni ser un haragán, ni pasar la vida con el corazón en la boca.