Hoy es uno de esos días en los que te sale todo mal y sólo sientes tristeza y rabia. Sin embargo, aunque intento escribir aquí las razones por las que me siento así, enseguida tengo la sensación de que, en el fondo, no tengo motivos para esos sentimientos, y con remordimientos borro todo lo narrado para no sentirme tan necia.
La cuestión es que es una reacción hipócrita por mi parte porque tampoco me siento mejor, y eso me frustra todavía más. Y ahí encuentro la clave, en la frustración. Porque, para bien o para mal...bueno, seamos claros, para mal, crecí sobre protegida y mimada, y ahora me doy cuenta de que llevo muy mal ese sentimiento llamado frustración.
Todos queremos salirnos con la nuestra y conseguir lo que nos proponemos, pero no siempre sucede así. A veces, por mucho que nos lo merezcamos, o por mucho que hayamos luchado, vemos truncadas nuestras esperanzas y no nos queda más remedio que aceptar la situación tal y como es.
La diferencia está en la manera de enfrentarnos a esa decepción. Yo, a mis 27 años, tengo mucho que aprender.
La cuestión es que es una reacción hipócrita por mi parte porque tampoco me siento mejor, y eso me frustra todavía más. Y ahí encuentro la clave, en la frustración. Porque, para bien o para mal...bueno, seamos claros, para mal, crecí sobre protegida y mimada, y ahora me doy cuenta de que llevo muy mal ese sentimiento llamado frustración.
Todos queremos salirnos con la nuestra y conseguir lo que nos proponemos, pero no siempre sucede así. A veces, por mucho que nos lo merezcamos, o por mucho que hayamos luchado, vemos truncadas nuestras esperanzas y no nos queda más remedio que aceptar la situación tal y como es.
La diferencia está en la manera de enfrentarnos a esa decepción. Yo, a mis 27 años, tengo mucho que aprender.
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