jueves, 28 de enero de 2010

¡Qué agobio hija!

No sé para qué venimos al mundo, pero ya que estamos aquí, tengo 2 máximas:
1.- Seamos felices
2.- Conozcámoslo.
Pues eso, ya que estoy aquí, quiero conocer el mundo. Me encanta viajar, conocer lugares y gente diferente…ojalá pudiera visitar todos los rincones de la tierra.

Pero hoy me marcho fuera de España hasta el domingo, y es la primera vez en mi vida que no me apetece hacer un viaje.

Voy con mi novio y sus amigos, que aunque son buena gente, no consigo sentirme a gusto del todo con ellos ni acabo de ser yo misma. La verdad es que normalmente me cuesta muy poco coger confianza, soy muy extrovertida, pero es que ellos son tan… perfectos. Tan guapos, tan educados, tan pijos, tan listos, tan finos, tan catalans, tan fashion, qué agobio hija,…y yo soy…tan normal…

En fin, ya os contaré qué tal va la cosa…

Besazos y que paséis un buen fin de semana

miércoles, 27 de enero de 2010

Tú no, gracias


Ayer hubo campaña de donación de sangre en el centro en el que trabajo. A las diez de la mañana ya estaba yo preparada para hacer mi minúscula aportación a la sociedad, sentirme mejor y aliviar mi conciencia durante unos días.

El caso es que al leer el prospecto de información, en el apartado de situaciones por la que no puedes donar sangre, una frase me dejó atónita:

«Si ha aceptado en alguna ocasión dinero, drogas o algún otro tipo de pago a cambio de mantener relaciones sexuales»

Vale, de acuerdo. Entiendo que si te has sometido a una situación de riesgo en los últimos meses no dones, entiendo que si tienes una efermedad contagiosa no dones, pero ¿por haberte prostituido alguna vez en la vida ya no puedes donar?

Sinceramente espero que algún especialista, médico o quien sea me calle la boca con una buena explicación, pero en caso contrario me parece un caso claro de discriminación hacia un colectivo que en muchas ocasiones se ve obligado a ejercer una profesión en contra de su voluntad, pero que no por ello tiene porqué ser más o menos responsable que los otros.

miércoles, 20 de enero de 2010

Tarde de nervios

La manera segura de que no consigas ningún propósito, es haciéndote muchos a la vez.

Pues me llevo la palma señores.Tengo que perder en 8 días un par de kilos, ya sé que es muchísimo, y que cuanto más rápido adelgazas, más rápido engordas, pero el caso es que no lo hago por estética, lo hago por salud, porque si no consigo abrocharme la chaqueta voy a coger un resfriado de narices cuando me vaya de finde con mi novio el día 28. Y para que me abroche tengo que perder por lo menos eso, 2 kilos.
Además, debido a mi pequeño susto (véase post Virus del Papiloma Humano) he dejado de fumar. Y además estoy de exámenes. To junto, ala, con un par.

Bueno, pues hasta ayer lo llevaba medio bien, pero ayer me puse mmmuy nerviosa. Tenía ganas de llorar, de gritar, de comerme una hamburguesa grasienta con una tableta de chocolate de postre. Tenía ganas fumarme un cigarro, y luego otro, y otro, y así hasta un paquete entero.Quería mandar a la mierda los exámenes, y en vez de meterme en casa a estudiar cuando saliera de trabajar, irme a un bar a emborracharme, a poder ser con Hera.

Pero no lo hice, me fui con mis nervios a casa, comí menos de lo que quería, y por supuesto el postre no tuvo nada que ver con el chocolate, no me fumé ningún cigarro y llamé a Hera contándole la situación. Como siempre consiguió tranquilizarme y que relativizara las cosas.Aún así, cuando me quise poner a estudiar, no podía concentrarme, y después de acabar con mis uñas, pensé que una buena manera de relajarme sería dándome amor…ay que ver lo que relaja darse amor…y como dice un amigo mío: “como el punto que se da uno…”

Pero después de volver a guardar a mi amigo Comodín en el armario, seguía inquieta, así que me subí a la bicicleta estática. Y sí, después de un rato de terapia con Hera, de acabar con mis uñas, de darme amor, de 45 minutos de bici a una media de 15km/h y de 30 flexiones, conseguí relajarme, sentarme en la silla delante del libro y estar lo suficientemente tranquila como para estudiar algo.

martes, 19 de enero de 2010

Stooooooooop

El día 21 tengo dos exámenes: Hacienda Pública y Civil II, obligaciones y contratos. En verdad uno de los dos exámenes es el día 27, pero este fin de semana, que es cuando me lo hubiera preparado a fondo, vienen unas amigas de fuera a pasar un par de días a Barcelona, así que no podré estudiar porque para una vez que pueden venir quiero estar con ellas.

Así: el día 21 Hacienda Pública. El 22 llegan mis amigas (turismo de día y fiesta de noche), se marchan el 24. El 25 y 26 apenas tendré tiempo de darle un último repaso a Civil II y de recuperarme físicamente del finde. El 27, último examen. Del 28 al 31me voy fuera unos días (regalo de Navidad de mi novio) así que tendré que comprar el par de cosas que necesito para el viaje algún día de estos, de camino del trabajo a casa. A parte de eso, por estar de exámenes, no viene nadie a trabajar en mi lugar, ni nadie hace las tareas de casa por mí…

Hasta hace un tiempo me iba la marcha, me encantaba sentir que estaba inmersa en una vorágine de compromisos sociales, trabajo…necesitaba ocupar todo mi tiempo, la cuestión era no parar. Me sentía bien así, todo el día de un lado a otro, con el tiempo justo, y mil cosas que hacer. Quedar con unos, ir a la facultad, salir con otros, las clases de inglés, mi novio, el curro…
Pero cada vez lo soporto menos. Me agobia tener más de un plan para el fin de semana, antes planeaba varias cosas para cada día.

¿Me estaré haciendo mayor?
La gente que me rodea siempre me ha preguntado que cómo era capaz de hacer tantas cosas sin desfallecer en el intento, y yo lo que me preguntaba era cómo no se aburrían ellos con tanto tiempo sin nada que hacer.
Pues no sé, como que le podría coger gustillo a la agenda en blanco, a no tener nadie con quien quedar, a no tener que hacer mil cosas en un día, a no tener que ir siempre corriendo a todos lados…
Tampoco estaría a gusto con el estilo de vida de algunos amigos míos, que se pueden permitir el lujo de estudiar, sólo estudiar, y aún así pasan semanas sin ir a clase y no sacan adelante ni la mitad del curso. Siempre me he preguntado qué hacen durante las 16 horas que no duermen…
Pero claro, ni ser un haragán, ni pasar la vida con el corazón en la boca.

jueves, 14 de enero de 2010

Virus del Papiloma Humano

A menudo tus peores pesadillas se hacen realidad.
Vale...esto ha quedado muy peliculero, empiezo: a veces las cosas de las que más huyes o más evitas son las que te encuentras, y de golpe y porrazo, ¡pam! de bruces.

Yo siempre le he tenido mucho miedo a las enfermedades de transmisión sexual. Por eso siempre he sido muy responsable con mi sexualidad y he tomado precauciones. Pues bien, aún así me han diagnosticado el Virus del Papiloma humano.
Este virus es el causante del cáncer de cérvix o cuello uterino. Puedes contraerlo y jamás pasarte nada porque tu cuerpo lo expulsa y ni te enteras de que lo has tenido, o puede que no consigas expulsarlo por algún motivo que se desconoce, y te genere ese tipo de cáncer. Es muy contagioso porque no se transmite por contacto sexual, sino genital, es decir, no tiene porqué haber una relación sexual completa para que se produzca el contagio, por eso el preservativo no te protege al 100% de contraer este virus, aunque por supuesto, es mejor usarlo que no.

Y como siempre es mejor prevenir que curar, desde aquí exhorto, aconsejo, conmino, recomiendo... a todas las mujeres activamente sexuales, que se hagan una revisión ginecológica anual y jamás se salten la citología, que es la prueba que detecta, no si tienes el virus porque puedes tenerlo y no pasarte nada, pero sí si tienes células anómalas o precancerígenas (y eso significa que tienes el virus y que sí te ha afectado). Mi sistema inmunológico no ha sido capaz de eliminar el virus y me ha afectado, me ha generado células anómalas, y por eso ahora tienen que hacerme una pequeña intervención para eliminar esas células, que si no se eliminaran, con el paso de los años se convertirían en un cáncer invasivo. Si no me hubiera hecho la citología este año, quizá el año que viene o el siguiente, cuando me hubiera dado por ir, la zona afectada sería mucha mayor, y tendrían que eliminar más trozo del cuello del útero de lo que lo harán ahora.

Así que si jamás te has hecho una citología, ¡ya!¡a qué esperas!

Y sobretodo...



Importante. Échale un vistazo a esto:
http://www.sego.es/Content/pdf/CampanaSEGO.pdf

martes, 12 de enero de 2010

No pidas a quien pidió...

...ni sirvas a quien sirvió.

Tengo una jefa déspota, borde, arbitraria, soberbia, incompetente...que antes de ser jefa se quejaba de su superior, que según ella era borde, arbitraria, soberbia... Y mira por donde, mi jefa, que no tiene ningún tipo de preparación, que era charcutera ( conste que yo adoro a mi charcutera, me encanta el embutido, la carne de cerdo, el queso...), ahora es mucho más cabrona que el resto de jefes de otros departamentos que no empezaron tan desde abajo.

Es como si, de repente, quisiera hacerle a los demás lo que supuestamente su jefa le hizo a ella. Pero como el alumno siempre supera al maestro me consta que mi jefa es peor aún de lo que lo era la suya. Y sobretodo, es como si hubiera olvidado sus orígenes humildes, ¡porque a pija no le gana nadie!Y mira que en mi empresa hay muucha pija...Además tiene una mirada altiva, y como es una infeliz (yo creo que las personas felices y contentas con su vida no se molestan en ir jodiendo al prójimo ni les importa un pimiento la vida de les demás) es como si todo el día oliera mal. Imaginad la mueca que ponemos cuando algo nos huele mal, o cuando nos molesta un olor, esa es su cara permanentemente.

Otro caso parecido: un familiar mío de joven era comunista (cuando era más pobre que una rata y se comía las cáscaras de los plátanos que se encontraba en el suelo, y hasta tuvo que mendigar), después socialista (cuando ya, por lo menos, no pasaba hambre),¡ y ahora que ya tiene un patrimonio que proteger vota a la derecha!

Pues eso, no pidas a quien pidió, porque te vas comer un torrao, ni sirvas a quien sirvió, porque las pasarás canutas.

lunes, 11 de enero de 2010

La pérdida de la inocencia

Exámenes.
Hay quien sufre crisis de ansiedad cuando llegan, otros no se alteran lo más mínimo y se enfrentan a cada prueba como si no les importase.

La época de exámenes en las universidades está a la vuelta de la esquina, y cientos de miles de estudiantes se juegan en pocos días el esfuerzo de todo un semestre. ¿Vale la pena tanto agobio por unas notas que de igual modo te llevan directo a las listas del INEM?

Vale, de acuerdo, si eres el número uno, si acabas la carrera en los primeros puestos de tu promoción, tienes posibilidades de trabajar en lo que has estudiado y hacerlo, además, con una recompensa económica más que aceptable. Pero, ¿qué pasa con el resto de los mortales? Que nos vamos al fango.

Por suerte o por desgracia, como ya estoy incorporada al mundo laboral desde hace tiempo, no sufriré tal desengaño. Ya no espero nada del sistema. Sin embargo, no dejo de pensar en esos compañeros que veo cada día más animados porque se acerca el día en que por fin saldrán del huevo, y aunque admiro profundamente su entusiasmo y optimismo, no puedo evitar compadecerme de su inocencia.

viernes, 8 de enero de 2010

Futuro

Tengo una prima paterna que tiene 14 años. Aunque somos las únicas chicas de la familia, el resto son todo primos, hasta hace poco apenas nos habíamos relacionado. Sólo la veía cuando nuestra familia organizaba alguna comilona en casa de uno u otro, poco más. Pero desde el año pasado hemos compartido algún tiempo juntas y hemos llegado a tener mucha confianza, lo pasamos genial a pesar de la diferencia de edad. Lo cierto es que le he cogido muchísimo cariño, cosa fácil además, pues es encantadora, cariñosa y súper inteligente.

El caso es que a pesar de tener un expediente académico aceptable y, aparentemente, tener un buen coco, comete unos errores ortográficos garrafales (no es que yo sea una erudita de la lengua castellana, pero hay unos mínimos, ¿no?). No usa bien los condicionales, no sabe donde está, por ejemplo Ginebra, y no tiene ni idea de la diferencia entre un partido de izquierdas y un partido de derechas.

Siempre he pensado que la educación te la dan en casa, así que su entorno es en parte responsable, pero no me entra en la cabeza que en el colegio no den más caña con cosas tan básicas como escribir correctamente. Luego cada uno que adquiera la cultura que pueda o le apetezca, pero, un poquito de por favor, oiga, que los adolescentes de hoy son el futuro de mañana...

martes, 5 de enero de 2010

¿Tanto cuesta prestarla?

Viernes, 1 de enero de 2010

13:45 horas: Mi pareja y yo subimos a la terraza comunitaria de casa para destender dos lavadoras de sábanas, fundas de sofá y algo de ropa, después de 24 horas de vientos huracanados.

13:50 horas: No sabemos si reír o llorar. Se nos ha volado todo, excepto una funda de sofá, una sábana y unos pantalones de pijama. Miramos al horizonte, con la montaña del Tibidabo a la derecha, la Sagrada Familia a la izquierda, y ocho pisos hacia abajo que dan un vértigo impresionante.

14:00 horas: Salimos de casa. Vamos a comer a casa de la madre de mi pareja. Estamos animados y charlamos cogidos de la mano por una acera casi desierta. Parece que todo el mundo está comiendo ya.

14:05 horas: «¿No es esa tu chaqueta?», digo con la mirada enfocada hacia un altísimo árbol deshojado del que cuelga lo que parece una prenda reconocible. «¡Ostras!, ¡sí que es la chaqueta!», me contesta.

14:10 horas: Después de dejar por imposible la opción de trepar al árbol (hay como tres o cuatro metros hasta la primera rama) y la de lanzar un objeto (la prenda está demasiado enredada en las ramas para bajarla de un golpe), decidimos molestar a los vecinos de la calle en este soleado primer día del año.

14:20 horas: Tres timbrazos y una mujer muy amable se asoma a la ventana. Por desgracia, no es la que pensábamos, ya que aún queda muy lejos del árbol. «Tenéis que ir al otro edificio. La portería queda en la otra calle», nos orienta.

14:25 horas: Mientras yo busco a ciegas qué piso y puerta debe de ser el que queda más cerca del árbol, la mujer A prepara, con dos palos de escoba, un palo largo e intenta, con las indicaciones de mi chico, desenredar la chaqueta.

14:27 horas: Me abren la puerta, subo al primer piso y una señora despeinada y en bata me abre al son de los ladridos de su chiguagua. Le explico y me dice que ahora sale a la ventana.

14:30 horas: La mujer A le pasa el palo que ha hecho a la mujer B que está en la ventana contigua. Ésta sí es la más próxima al árbol. Empieza a golpear la rama, cambia de postura, de ventana, vuelve a golpear la rama. Sale su marido: «¡Coño!, ¿no ves que no se puede?».

14:40 horas: La mujer B, como revigorizada por estas palabras, se concentra. Ya no golpea la rama. Ahora intenta, con cuidado y toques precisos, desenredar una manga. Luego la otra. Un golpe de aire la enreda de nuevo. La mujer A intenta indicarle. La calle se llena de espectadores.

14:50 horas: La chaqueta cae al suelo.

Entre risas nos despedimos de las dos mujeres desconocidas y nos vamos con la prenda colgada del hombro a seguir con nuestras vidas.

Seguramente no las volveremos a ver. Quizás, si nos encontramos, no podamos reconocernos. Pero aunque esta anécdota pueda parece insignificante, me ha hecho darme cuenta de que no somos tan malos como nos pintan. De que en la puerta de al lado puede haber alguien dispuesto a ayudarte, y, sobre todo, que muy cerca puede haber alguien que necesite nuestra ayuda.

¿Tanto cuesta prestarla?

viernes, 1 de enero de 2010

Cómo decirlo...

Recuerdo que cuando tenía 16 años y estaba loca por un chico tan inmaduro como yo, que frecuentaba las mismas discotecas para adolescentes que yo, me pasaba la semana en las nubes y soñaba con el viernes por la noche, cuando Él vendría donde yo pudiera verle, aunque solo fuera verle.

Ahora han pasado unos cuantos años, y en ocasiones me siento como aquella niña que se creía mujer, solo que ahora, contra más mujer soy, más niña me siento. La cuestión es que hace unos meses conocí a un chico a través de mi pareja, y en el mismo instante en que le vi sentí una fuerte atracción hacia él. Al principio ni tan solo le di importancia, pero al cabo de las semanas, al verme fantasear con él, pensar en él y tener ganas de verle empecé a sentirme mal. También es cierto que poco a poco, a base de no verle, de forzarme a no creer en la estupidez que sentía, su rostro se me hizo cada vez más difuso, más irreal.

Hoy es noche vieja. Día de celebraciones, fiesta y desmadre. Un día insignificante para mi desde siempre, sin más valor que cualquier otro día. Sin embargo hoy me he sentido mal otra vez. Hoy he vuelto a pensar en él, a desear verle y pasar la noche de fiesta juntos. Sin embargo, aunque mi pareja y yo le hemos llamado y hemos intentado quedar con él (aunque suene irónico), no ha podido ser, y una frustración indescriptible se ha apoderado de mi. De pronto ya no tenía ganas de salir, ni de hacer nada. De pronto he vuelto a ser esa adolescente que salía para ver al chico que le gustaba, y que de no encontrarlo se volvía a casa porque nada había fuera que pudiera importarle.

Ahora, mientras escribía estas líneas mi pareja, que ha salido a ver a unos amigos, me ha llamado para decirme que me quiere mucho, y yo, emocionada, le he respondido, con absoluta sinceridad, que también le quiero.