Lo más difícil de compartir tus emociones es reconocer que hay cosas que pueden hacerte sufrir. Lo más bonito es darte cuenta de que siempre hay alguien dispuesto a escucharte y a tenderte una mano, siempre hay alguien que, como tú, está pasando por las mismas circunstancias. En ocasiones compartir puede transformar la pena en alegría, la excitación en reflexión, el miedo en risa, lo absurdo en importante...
Por eso para mi El diván secreto es un lugar tan especial, y que espero acabe siéndolo todavía más con el tiempo. Yo, con veintitantos casi treinta miro la vida desde el único prisma que la puedo mirar. Y como yo, miles y miles de mujeres se levantan cada mañana y afrontan un nuevo día lleno de ilusiones, de sorpresas y de alegrías, pero también de dudas, de miedos y de decepciones. Así que, ¿por qué no crear un lugar especial y único en el que nos podamos expresar con la más absoluta libertad?
Y que mejor que hacerlo con mi buena amiga Juno, con quien tantas horas de risas y reflexiones he pasado.
No lo demoremos más.
Por eso para mi El diván secreto es un lugar tan especial, y que espero acabe siéndolo todavía más con el tiempo. Yo, con veintitantos casi treinta miro la vida desde el único prisma que la puedo mirar. Y como yo, miles y miles de mujeres se levantan cada mañana y afrontan un nuevo día lleno de ilusiones, de sorpresas y de alegrías, pero también de dudas, de miedos y de decepciones. Así que, ¿por qué no crear un lugar especial y único en el que nos podamos expresar con la más absoluta libertad?
Y que mejor que hacerlo con mi buena amiga Juno, con quien tantas horas de risas y reflexiones he pasado.
No lo demoremos más.
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