Conversación de borrachos

Este sábado salí con unas amigas. Cenamos en el piso de una de ellas y después fuimos a tomar unas copas a nuestro garito de toda la vida, donde hemos crecido, y en donde yo había quedado con mi hermano en que nos veríamos allí.

Ya he comentado en alguna entrada que me llevo genial con él y que lo pasamos muy bien juntos de marcha, pero no siempre reacciona cuando me ve como lo hizo este sábado: nada más verme me dio un abrazo. No es que sea nada excepcional, pero la cariñosa siempre he sido yo, él se deja abrazar, y pocas veces toma la iniciativa, así que fue muy guay, aun sabiendo que lo hacía porque iba borracho.

Como siempre, sus amigos se juntaron con mis amigas ya para toda la noche. Hubo un momento que nos pusimos a hablar a parte él y yo, y no sé cual fue el motivo del momento ñoño que vivimos, el caso es que la conversación fue más o meno así:

- Hermano: es que tía, no todo el mundo tiene la grandísima suerte de haberte conocido…todos los que te conocen son afortunados, porque eres especial, das alegría a la gente, y por eso todo el mundo te quiere tanto…yo soy súper afortunado de que seas mi hermana, porque lo que soy te lo debo a ti…

Yo me sentía abrumada, flipada, emocionada…pocas veces mi hermano expresa sus sentimientos, y menos sobre mí:

- Yo: pero qué dices…tú porque me quieres…pero a veces soy mala persona…tú sí que mereces un altar, que tienes un corazón que no te cabe en el pecho, y tratas a la gente tan bien, eres súper listo y divertido…tienes un paciencia de santo con la mama, con la yaya…a mí me sacan de quicio y a veces las trato fatal y tú siempre tan diplomático, aguantando carros y carretas…y eres tan majo con todo el mundo, incluso con gente que no lo merece eres bueno
- H: qué va, porque yo hago el papelón, más por mí que por los demás… tú eres incapaz de hacer el papelón porque eres toda pasión y toda vísceras, pero eso es lo bueno de ti… y yo no sabría qué hacer sin ti…
- Yo: que no tío, que la que no sabría qué hacer sin ti soy yo, que eres mi eje en la vida, mi ejemplo a seguir, yo no aspiro a ser ni la mitad de buena que tú…
- H: que no tía, que tú eres más buena..
- Yo: que no, que tú sí que eres especial

Y después de un rato diciéndonos mutuamente que el otro era más bueno y especial, en plan “tú más, no, tú más”, casi a la vez, con solo una diferencia de unas milésimas de segundo, los dos dijimos:
- Vale, tienes razón, yo más.
Juas juas juas juas juas….

Sería el alcohol, sería que estamos sensibles por la época chunga por la que pasa nuestra familia, sería un poco de todo…pero saber que la persona a la que más admiras en esta vida, también siente admiración por ti mola, mola mucho.