Adicción

Definitivamente soy adicta a la comida. He hecho unos cuantos tests que rondan por Internet, y sí, está claro. Y es que, como ya conté aquí y aquí pienso muchísimo en la comida, a todas horas. Y lo noto sobretodo, comparándome con la gente. Por ejemplo este sábado celebramos el cumple de una amigo, y fui la única que se quedó con hambre en la cena. Y fui la única que después de ir de fiesta, tenía ganas de ir a desayunar.

Hoy ya he hecho 3 desayunos, bol de cereales, y dos bocatas de media barra de pan cada uno. Y aún tengo que comer, merendar y cenar.

Es cierto que hasta ahora me mantenía bastante, teniendo en cuenta lo que comía, pero la báscula está empezando a subir de peso, estoy en mi máximo histórico.

Aún así, siempre que voy a comer a su casa, mi abuela me dice que “estoy tícica”(tísica). Es el tipo de abuela que ve la hermosura en los kilos de más. Y yo, siempre que me lo dice, relajo el estómago, me levanto la camiseta, y acariciando mi prominente barriga le digo “claro, no ves como se me marcan los huesesicos”. Y mi hermano se parte la caja, porque es evidente que tengo una buena barriga, que me sobran algunos kilos, y sobretodo, que no se me marcan para nada las costillas.

Así que ayer, cuando mi abuela me preguntó si había cenado ya, le dije “claro yaya, tengo que alimentar a mis husesicos”, mientras me acariciaba la barriga, con la camiseta levantada. Pero entonces pasó algo que me hizo reflexionar y tomarme mis hábitos alimentarios enserio. Y pasó que mi padre, que siempre me dice que estoy estupenda, y en todo caso, me dice que tendría que coger algún kilo, me dijo, con cara de preocupación, “pues deberías hacer algo, porque tienes una barriga, que pareces una embarazada…”

Sí, mi padre me dijo que estaba gorrrrrrrrrrda. Él, que como ya he dicho, sólo se mete con mi cuerpo para decirme, en épocas que bajo algo de peso, que no baje más y que vuelva a cogerlo. Y si él me dice que estoy gorda, es que estoy gorda.

Pero es que no me extraña, es que no paro de comer en todo el día, es que en cuanto acabo de comer pienso en cuando será la próxima vez que lo haga. Ahora por ejemplo ya no me quito de la cabeza el momento de plegar e ir a comer antes de entrar a clase. Y después estaré pensando en la merienda, y en cuanto me coma la merienda pensaré en la cena.

Por otra parte, sé que influye el hecho de que estoy intentando fumar menos, pero me niego a fumar como antes para tener menos hambre. Prefiero estar gorda, a fumar como un carretero.

En fin, a ver si vuelvo a hacer deporte y por lo menos compenso un poco.