Razón V Corazón (2ª parte)

Siempre he tenido muchos problemas con la disonancia entre lo que me dictaba la razón y lo que sentía mi corazón. Normalmente soy muy apasionada y tengo reacciones muy viscerales. Pero para ciertos aspectos de mi vida tengo marcadas a fuego muchas cosas que me condicionan y que hacen que no me quiera dejar llevar por mis sentimientos.

He crecido escuchando a las mujeres de mi alrededor diciendo que:
- Se arrepentían de haberse casado tan jóvenes. Tanto las que supuestamente siguen felices (lo hubieran hecho con el mismo, pero más tarde) como las que se han divorciado (lo hubieran hecho con otro, pero más tarde)
- Se arrepentían de haber tenido hijos tan jóvenes.
- Se arrepentían de haber dejado tantas cosas de lado cuando conocieron a sus maridos (amigas, trabajos, carreras, hobbies…) Está claro que la mayoría de mujeres jóvenes de hoy en día no viven como vivieron la mayoría de mujeres que hoy rondan los 50, pero son estas las que me han influenciado a mí.

Es quizá por eso que aunque he tenido pareja, no he renunciado nunca a mi tiempo con mis amigas, a mis estudios, a mis ilusiones, a mi espacio. En definitiva, nunca he dejado de ser yo misma. Es como que desde pequeña me han inculcado que no hay que renunciar a los propios sueños por ningún hombre/pareja/amor, que sólo las renuncias por un hijo valen la pena (aunque esto de los hijos lo dejamos para otra entrada).

Además, al ver a mi alrededor a tantas parejas adultas divorciadas, y a tantas casadas infelices, tengo muy claro que el amor se acaba. Como canta el maestro Sabina, “el agua apaga el fuego, y al ardor, los años”. Claro que luego queda el cariño, la complicida y bla bla bla, pero lo que es el amor romántico, apenas dura unos años.

Es cierto que si cambiamos de pareja cada vez que se acaban las mariposas, es difícil crear un proyecto de vida a largo plazo, pero tengo muy claro que:
Vale, es inevitable. Llega un día en que estás con tu pareja no sólo porque la quieras, no sólo por el más puro y sincero amor, sino por la sociedad que habéis creado: hipoteca, familia, hijos. Pero cuanto más tarde llegue ese momento en que la persona que tienes al lado es más un amigo que un amante, más un compañero que un novio, mejor. Creo que cuanto más vivas antes y cuanto más aproveches la juventud, menos sentirás que te has perdido cosas, que has hecho muchas renuncias. Cuanto más hayas crecido como persona, cuanto más hayas conocido, entrado, salido, mejor.

Y es que la juventud pasa, y hay tiempo para todo, y hay que pasar por todas las etapas de la vida. Saltárselas pasa factura.